ALIMENTOS
FUNCIONALES Y DIABETES
Llamamos
alimento a todo producto, natural o transformado, que suministra al organismo
que lo ingiere, la energía y las sustancias químicas necesarias para mantenerse
en buen estado o con buena salud, de la misma manera, llamamos nutriente a las
sustancias químicas (lípidos, proteínas, carbohidratos, vitaminas, minerales y
el agua) contenidas en los alimentos que el organismo utiliza, lo transforma y
lo incorpora a sus tejidos, con el fin de brindar energía, mantener el
funcionamiento correcto de las funciones biológicas, etc. las funciones qie se
les atribuye a los alimentos son tres las que se mencionan, en general:
- Primera función o función nutricional: esencial para la vida de los organismos.
- Segunda función o función secundaria: denominada también función sensitiva o sensorial, en el cual el alimento posee la capacidad de estimular el apetito en función de sus características organolépticas.
- Función terciaria o función saludable: capacidad del alimento de tener efectos positivos para promover, mantener y/o restaurar la salud.
En la
década de 1980 (en Occidente – Japón) nace el término de “alimentos funcionales”,
dando la importancia a esta función terciaria de los alimentos, ya que estaba
implicado en la modulación de los sistemas fisiológicos y que concluía en efectos
positivos para la salud.
La definición
de los alimentos funcionales, actualmente no es única, es así que podemos
definirlos de diferentes maneras, por ejemplo:
ü “Un alimento que demuestre
satisfactoriamente que ejerce un efecto beneficioso sobre una o más funciones
selectivas del organismo, además de sus efectos nutritivos intrínsecos, de modo
tal que resulte apropiado para mejorar el estado de salud y bienestar, reducir el
riesgo de enfermedad, o ambas cosas”.
ü “Alimentos que tienen potencialmente un
efecto beneficioso en la salud, cuando se consumen como parte de una dieta
variada, en forma regular y a niveles efectivos, incluidos los alimentos
fortificados, enriquecidos, ó mejorados”.
ü “Un alimento, que además de proporcionar
nutrientes, proporciona igualmente un efecto benéfico sobre la salud”
ü “Cualquier alimento o ingrediente
alimentario que sin ser un medicando, produce un efecto beneficioso en la
salud, en el funcionamiento del organismo o en el bienestar del individuo,
mayor que el proporcionado por los nutrientes separados que contiene”.
Son muchas
las enfermedades y condiciones de salud que pueden beneficiarse o mejorarse con
el consumo de los alimentos funcionales, por ejemplo: la obesidad, el síndrome
metabólico, las enfermedades coronarias, la dislipidemia, la hipertensión, la
menopausia, problemas gastrointestinales, diabetes, cáncer, artritis, estreñimiento,
etc. pero, en la actualidad, las investigaciones tienen como prioridad, buscar
que alimentos funcionales pueden mejorar la salud y el bienestar y reducir el
riesgo o retrasar la aparición de importantes enfermedades mundiales, como son
el cáncer, enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis y la diabetes.
La
diabetes, tal como la define la OMS (2012) es una enfermedad crónica que
aparece cuando el páncreas no produce suficiente insulina (Diabetes tipo 1,
insulino dependiente o diabetes juvenil o de la infancia, por lo tanto, se
requiere de una administración constante de esta hormona) o cuando el organismo
no utiliza eficazmente la insulina que produce (Diabete Mellitus tipo 2 o DM2 o
No Insulino – Dependiente o de inicio en la edad adulta). Esta última
representa aproximadamente el 90 % de los casos de diabetes a nivel mundial.
Según
la Fundación Para la Diabetes, los alimentos funcionales beneficiosos para los
diabéticos incluye aquellos con bajo contenido energético, bajo en azúcares y
grasas, bajas en calorías, galletas o bebidas enriquecidas con fibras. En general, fundamentalmente aquellos que
ayudan a regular el metabolismo del hidrocarbonato y los que tienen acción preventiva
cardiovascular.
Prebióticos
Dentro
de los alimentos funcionales (AF), es muy importante mencionar a los
prebióticos, que son los sustratos tróficos para los probióticos (alimentos
fermentados por Bifidobacterias y Lactobacilos, estos ailementos se
caracterizan por contener microorganismos vivos, aquí se encuentran el yogurt y
otros derivados lácteos fermentados), son sustancias no digeribles por el
hombre y se encuentran en los alimentos, estimulan de forma selectiva el
crecimiento y/o actividad de de una o un número limitado de bacterias
intestinales. La asociación entre un probiótico y un simbiótico se denomina
simbiótico, dicha asociación proporciona efectos sinérgicos.(1)
Existen
microbios benéficos como las bifidobacterias que pueden controlar la obesidad y
otra enfermedades relacionadas a ellas, la cantidad de bifidobacterias en bebés
se relaciona inversamente con la aparición de obesidad durante la infancia; en
adultos, la cantidad de bifidobacterias es más baja en pacientes obesos que en pacientes no obesos y también es más
baja en pacientes con pacientes con Diabetes tipo 2 que en no diabéticos. Por lo
tanto, la necesidad de los prebióticos, como los fructanos tipo inulina (FTI)
que resisten a la digestión en la primera parte del intestino y que pueden
servir como sustrato para las bifidobacterias e incrementar así su presencia en
el organismo.(2)
Un estudio
experimental, utilizando la cascarilla de la soja seca, en ratones, debido a la
notable cantidad de fibra soluble e insoluble en el salvado de soja, demostró
que mediante el consumo de esta fibra, se reduce los niveles de colesterol
sérico, no así en los niveles de triacilgliceroles séricos y en la glicemia.(3)
Los efectos
benéficos de la fibra en el contro, y el tratamiento de la diabetes tipo 1 es
controvertido, en contraste, las evidencias muestran que en el control y
tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 los AF si cumplen un rol muy
importante, hasta puede reducir el riesgo en un 20 – 30 %(4), aunque aún es
necesaria la investigación de estos y otros alimentos funcionales capaces de
beneficiar a las personas que padecen de diabetes.
Mensaje sobre la Diabetes y el consumo de gaseosas - México
Referencias
(1) Manuela
Belén Silveira Rodríguez, Susana Monereo Megías y Begoña Molina Baena. ALIMENTOS
FUNCIONALES Y NUTRICIÓN ÓPTIMA. ¿CERCA O LEJOS?. Madrid – 2003.
(2) III
Workshop Probióticos, Prebióticos y Salud: Evidencia Científica. España –
Barcelona, 2011.
(3) Revista
chilena de Nutricion. LA CASCARILLA DE LA SOJA: POTENCIAL COMPONENTE DE
ALIMENTOS FUNCIONALES. 2009
(4) Alimentos
funcionales, aproximación a una nueva alimentación. Madrid. Diosponible en:
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