domingo, 1 de septiembre de 2013

ENFERMEDADES CRÓNICAS NO TRANSMISIBLES Y ALIMENTACIÓN SALUDABLE

ENFERMEDADES CRÓNICAS NO TRANSMISIBLES Y ALIMENTACIÓN SALUDABLE

En el 2008 según la OMS, cerca de dos terceras partes de las muertes en el ámbito global, 36 millones, fueron causadas por enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), principalmente enfermedades cardiovasculares (48%), cáncer (21%), enfermedades respiratorias crónicas (12%) y diabetes (3%)

Las enfermedades no transmisible (NET), conocidas también como enfermedades crónicas son aquellas que no se transmiten de persona apersona, son de larga duración y por lo general de evolución lenta, largos periodos de latencia y son muilticausales. Constituyen un problema creciente a nivel mundial; aunque las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) están entre los problemas de salud más comunes y costosos, también están entre los más evitables.

Las 4 tipos principales de enfermedades crónicas no transmisibles son las enfermedades cardiovasculares (ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares), el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas (enfermedad pulmonar obstructiva crónica – EPOC, asma) y la diabetes.(OMS – Enfermedades no Transmisibles, 2013). Además de ellas se encuentran también otras enfermedades como la artritis, enfermedad mental, la osteoporosis, etc. en general las ECNT se caracterizan por:
  • Ausencia de microorganismo causal.
  • Factores de riesgo múltiples.
  • Latencia prolongada.
  • Larga duración con períodos de remisión y recurrencia.
  • Importancia de factores del estilo de vida y del ambiente físico y social.
  • Consecuencias a largo plazo (minusvalías físicas y mentales).

FACTORES DE RIESGO
  1. En los factores de riesgo para las ECNT encontramos las siguientes.
  2. Condición biológica de cada persona: edad, sexo, composición genética, grupo étnico, etc.
  3. Condiciones de vida: situación socioeconómica, vivienda, ocupación, educación, etc.
  4. Estilos de vida o comportamientos individuales:  hábitos alimentarios, adicciones, etc.
  5. Ambiente físico: natural o construido por el hombre, el clima, la contaminación ambiental, etc.
  6. Sistema sociocultural: atención de salud, accesibilidad, etc.

En los estilos de vida, se habla comúnmente de factores de riesgo comportamentales modificables, en las que se incluye por ejemplo el consumo de tabaco, inactividad física, sedentarismo, , una dieta mal sana o no saludable, y el consumo excesivo de alcohol, el estrés, las drogas, todos estos aumentan el riesgo de las ECNT o las causan directamente.
De igual manera, tales comportamientos desencadenan cuatro factores de riesgo que se suman a los anteriores: sobrepeso/obesidad, hipertensión arterial (HTA), hiperglicemia e hiperlipidemia.


PREVENCIÓN DE LAS ECNT

Las evidencias muestran que muchas de estas enfermedades son prevenibles y sus muertes a edades tempranas evitables. A fin de reducir el impacto de las ECNT en los individuos y la sociedad, se debe aplicar un enfoque integral que fuerce a todos los sectores, incluidos entre otros los relacionados con la salud, la educación, la agricultura y la planificación, a colaborar para reducir los riesgos asociados (FR) a las ECNT, así como a promover las intervenciones que permitan prevenirlas y controlarlas.

Por ello se puede mencionar que hay una prevención primaria y una prevención secundaria, la primaria tiene como objetivo reducir la prevalencia del tabaquismo, consumo de alcohol, sedentarismo, obesidad, HTA, hiperlipidemia, y la dieta no saludable; mientras que en la secundaria tiene como objetivo promover la detección precoz, tratamiento y rehabilitación de los pacientes con ECNT.

ALIMENTACIÓN SALUDABLE EN LA PREVENCIÓN DE LAS ECNT

 Una alimentación saludable (AS) y un estilo de vida adecuado deberían de ser el ingrediente indispensable en la prevención de estas ECNT, lo cual constituye la prevención primaria (claro está, sin negar la eficacia de los fármacos usados para tales fines, que constituyen una prevención secundaria), aunque muchas veces, se sobrevalora la prevención secundaria por la prevención primaria.

De manera general, se entiende que una alimentación saludable (AS) cuando la alimentación  se basa en la combinación variada de alimentos de diferentes grupos o categorías, en cantidades o porciones razonables, no abundantes, y que contiene la cantidad suficiente de macro y micronutrientes como para cubrir la mayoría de las necesidades fisiológicas. Una alimentación de esas características permitirá cubrir las recomendaciones de los nutrientes esenciales sin exceso en la ingesta de calorías ni de nutrientes con efectos adversos sobre la salud, tales como las grasas saturadas o trans, sodio (sal) o azúcares.

El estudio DEPRIMED (Prevención con Dieta Mediterránea) realizado en España, en el cual se incluyó a 7447 pacientes con alto riesgo vascular, seguidos durante 5 años, mediante una dieta mediterránea (para el estudio, suplementada con aceite de oliva y frutos secos) redujo en un 30 % el riesgo de padecer una complicación cardiovascular (infarto de miocardio) y este efecto protector se ha atribuido a que esta dieta mejora el metabolismo de glucosa, reduce la presión arterial, mejora el perfil lipídico. De esta manera, se confirmó la eficacia de la dieta Mediterránea en la prevención de enfermedades cardiovasculares y la reducción de sus factores de riesgo, incluida la diabetes.

En Chile, en el 2009 el cáncer alcanzó el 25,6 % del total de las defunciones y en el 2010 se registraron 23136 defunciones por cáncer, además de que, según sexo, los cánceres más frecuentes en mujeres son el cáncer de mama, vesícula biliar y cuello uterino, entre tanto, en los varones, el cáncer de próstata, estómago y de piel. Por ello, en noviembre del año 2007 el Fondo Internacional para la Investigación del Cáncer (WCRF) y el Instituto Americano de Investigación del Cáncer (AICR) publicaron el informe “Alimentación, Nutrición, Actividad Física y la Prevención del Cáncer: una perspectiva mundial” en el que se revisaron y analizaron 7000 estudios científicos que confirmaron la evidencia de la asociación entre distintos cánceres y la alimentación, la actividad física y la actividad de las personas.


  •   El consumo de frutas y verduras se asocia con menor riesgo de enfermedad cardiovascular y coronaria
  •     Un mayor consumo de frutas y verduras reduce el riesgo de cáncer en determinadas localizaciones (cavidad oral, faringe, laringe, pulmones, esófago, estómago), sin poder concluir que exista dicha relación para el cáncer colorrectal o el de mama.
  •     Un consumo de frutas y verduras se relaciona con menor riesgo de diabetes mellitus tipo 2.
  •    Consumir pescado rico en ácidos grasos omega-3 o suplementos de dichos ácidos grasos se asocia con un menor riesgo de enfermedad coronaria, de mortalidad global y por coronariopatía, de arritmia ventricular fatal y muerte súbita.
  •     El consumo de cantidades importantes de cereales integrales, fibra de cereales, fibra total, frutas o verduras disminuye el riesgo coronario en un 30% o más, independientemente de otros comportamientos saludables del estilo de vida.

Es plausible, pues, una estrategia basada en la prevención primaria, ya que las beneficiosas consecuencias de una alimentación saludable (AS) y de una actividad física adecuada, además de la reducción de los factores de riesgos asociados a las ECNT, contribuirían a prevenir además de estas, otras enfermedades y mejorarían positivamente la salud, entendida como capacidad de gozar más plenamente la vida, todo ello a favor de una sociedad saludable, al menos si en aspectos de salud se trata.


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