jueves, 8 de diciembre de 2016

ARTROSIS

ARTROSIS

La artrosis es una enfermedad crónica que afecta a las articulaciones (cartílago articular). Normalmente afecta a las manos, las rodillas, la cadera, hombro, o la columna vertebral. La artrosis provoca dolor, inflamación e impide que se puedan realizar con normalidad algunos movimientos tan cotidianos como cerrar la mano, subir escaleras o caminar.

Las articulaciones son los componentes del esqueleto que permiten la conexión entre dos huesos (como por ejemplo el codo, la rodilla, la cadera, etc.) y, por lo tanto, el movimiento. El cartílago es el tejido encargado de recubrir los extremos de estos huesos y es indispensable para el buen funcionamiento de la articulación puesto que actúa como un amortiguador.

La artrosis provoca el deterioro del cartílago articular provocando que los huesos se vayan desgastando y aparezca el dolor. A medida que el cartílago va desapareciendo, el hueso reacciona y crece por los lados (osteofitos) produciendo la deformación de la articulación. Se diferencia de la artritis en que en esta la causa es la inflamación, mientras que en la artrosis la causa es el “desgaste” de la articulación.

Incidencia

Esta enfermedad es más frecuente en mujeres, además según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 28 % de la población mundial mayor de 60 años presenta artrosis. En España, esta enfermedad afecta al 10 % de la población.

Causas

Varias causas contribuyen a la aparición y progreso de esta enfermedad:
- Edad: Es un factor de riesgo importante. Aumenta a partir de los 50 años.
- Genética: Puede ser también una enfermedad hereditaria.
- Obesidad: No causa pero puede agravar las lesiones en algunas articulaciones, debido al esfuerzo mecánico.
- Sexo: Afecta sobre todo a mujeres mayores de 50 – 55 años.
-Actividad física elevada: Los deportistas tiene un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad.
- Actividad laboral: Determinados trabajos puede provocar a largo plazo la artrosis.

Prevención

Para prevenir esta enfermedad se debe por ejemplo: mantener una dieta sana y equilibrada, realizar ejercicios de forma moderada, no exagerada, de acuerdo a la edad y estado físico del individuo, evitar la obesidad, evitar en lo posible deportes de contacto (o tener mayores cuidados). En caso de ya tener la enfermedad, evitar movimientos que pudieran causasr dolor en la articulación, pero sin llegar a inmovilizar la zona afectada.

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