ESCLEROSIS MÚLTIPLE
Jean Martin Charcot, fue quien descubrió todo acerca de la esclerosis múltiple (EM). Era 1868 y Charcot era profesor de neurología en la Universidad de París, gracias a sus estudios y contribuciones a la especialidad se le ha dado la etiqueta de “padre de la neurología”.
El profesor Charcot llegó a observar a una mujer que sufría de temblores, lo que fue nuevo para él. Además de los temblores, también observó otros síntomas neurológicos tales como movimientos anormales de los ojos y visión borrosa. Dado que la medicina en ese entonces estaba lejos de ser avanzada, su paciente murió. Durante la autopsia, descubrió que en su cerebro había placas o cicatrices que los médicos ahora saben, son característicos de la esclerosis múltiple.
La esclerosis múltiple (del griego 'endurecimiento') es una enfermedad del sistema nervioso central que afecta al cerebro, tronco del encéfalo y a la médula espinal. Es una enfermedad autoinmune, de evolución crónica, inflamatoria y desmielinizante que comparte en su etiología variadas características moleculares, inmunes y de marcadores genéticos comunes a otras enfermedades autoinmunes (EAI).
La mielina, la sustancia que recubre las fibras nerviosas, resulta dañada y entonces la habilidad de los nervios para conducir las órdenes del cerebro se ve interrumpida. Se trata de la enfermedad crónica más frecuente en adultos jóvenes en Europa y la segunda causa de incapacidad en este grupo de población, después de los accidentes.
El sistema inmune juega un papel central en la patogenia de la EM, por lo que puede considerarse una enfermedad autoinmune. La respuesta inmune contribuye a la formación y mantenimiento de la lesión. La EM afecta principalmente a pacientes entre los 20 – 50 años de edad, excepcionalmente empieza en la infancia o por encima de los 50 años.
ETIOLOGÍA
La causa se desconoce, se plantean mecanismos patogénicos diversos. Son múltiples los agentes biológicos que se han implicado como causa de la EM , entre ellos, los herpesvirus (herpes simple, varicela-zooster, Epstein-Barr, citomegalovirus y el hominis tipo 6), cuyas proteínas sirven de superantígeno que semeja la estructura de la mielina, por lo que pudiera desencadenar la enfermedad; también se citan los retrovirus, el virus del sarampión, el de la rabia, bacterias, clamidias, rickettsias, protozoos y micoplasma.
La etiología de la enfermedad y los factores que determinan su evolución permanecen desconocidos. Se han discutido diferentes hipótesis etiológicas: se habla de una estrecha interrelación entre factores genéticos predisponentes y factores ambientales disímiles, capaces de desencadenar la respuesta autoinmune a nivel del SNC. Entre los factores ambientales que pudieran desencadenar la respuesta autoinmune se encuentran las infecciones, especialmente por virus. La lista de agentes propuestos es larga. Incluye el virus del sarampión, el virus herpes humano tipo-6 (VHH-6), algunos retrovirus, el virus de Epstein Barr (EBV), entre otros. Existen varias teorías que intentan explicar esta asociación con las infecciones virales: la teoría de los superantígenos microbianos sostiene que ciertos péptidos microbianos (superantígenos), tendrían la capacidad única de estimular de forma fulminante a gran número de linfocitos, incluidos clones de linfocitos auto-reactivos; estos pasarían al SNC y desencadenarían la enfermedad.
También se ha descrito la asociación de otros factores, por ejemplo: los hormonales, el estrés, el tabaquismo o la dieta con la aparición de la enfermedad. Además, no hay evidencia de que la nutrición esté relacionada con la aparición de la EM, sin embargo, diversos estudios epidemiológicos han demostrado que el riesgo de EM es mayor en los países con una elevada ingesta de ácidos grasos (grasa de procedencia animal) y es bajo en los que tienen elevada ingesta de ácidos poliinsaturados procedentes del pescado.
Datos acumulativos reportan que el estrés oxidativo desempeñan una función fundamental en la patogénesis de la EM. Las ERO generadas por macrófagos han sido implicadas como mediadoras de la desmielinización y el daño axonal tanto en la EAE como en la EM propiamente. Igualmente, tanto en el modelo experimental como en suero de pacientes con EM se ha reportado una elevación en los indicadores de la peroxidación lipídica.
FISIOPATOLOGÍA
La EM es una enfermedad autoinmune, cuyos anfígenos están en la mielina del SNC, que ocurre en personas genéticamente susceptibles, caracterizada por inflamación, desmielinización, daño axonal, gliosis y remielinización variable. Clínicamente se distingue por ataques de disfunción del SNC en estadios tempranos, y por deterioro neurológico de empeoramiento progresivo en estadios tardíos.
Se plantea como mecanismo posible de daño la interacción de factores genéticos y ambientales, que facilita el paso de células T y anticuerpos al SNC por daño de la barrera hemato encefálica (BHE). La activación de células T libera citoquinas proinflamatorias, que activan macrófagos y microglias. Los macrófagos son las células que dan inicio a las lesiones en la EM, fagocitan la mielina, promueven la desmielinización activa por secreción de citoquinas (factor de necrosis tumoral, IL-6, IL-1, radicales libres de oxígeno y enzimas proteolíticas) y actúan como células presentadoras de antígenos a los linfocitos T. La mielina es importante en la conducción nerviosa y, además, protege al axón. La desmielinización provoca enlentecimiento o bloqueo de la conducción nerviosa por desaparición de la conducción saltatoria y exposición de los canales de K+ de la membrana axónica (normalmente cubiertos por mielina), causando prolongación del período refractario, lo que puede explicar la fatiga que tienen los pacientes durante el ejercicio.
ESCLEROSIS MÚLTIPLE
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